Voy en el carro de camino a mi restaurante mientras voy pensando en lo rápido que han cambiado las cosas desde marzo al día de hoy; me parece increíble que el plan de abrir mi segundo restaurante en el norte de la ciudad para junio se hubiera esfumado cuando nos vimos obligados a cerrar las operaciones por 3 semanas.

-¡Afortunada soy!-, digo en voz baja mientras observo a un joven trabajando en un semáforo y pienso en todos los colegas que al día de hoy no han abierto sus operaciones o que desafortunadamente tuvieron que cerrar por siempre.

Al llegar al negocio, cumplo con todos los protocolos de seguridad; me desinfecto las manos y los pies; Pedrito me toma la temperatura; me cambio de ropa, de mascarilla y me siento al lado del teléfono mientras verifico en el sistema las ventas del día anterior y los pendientes.

Mientras tomo café, reviso las cuentas que tengo por pagar; el arriendo -que llega completo como si estuviéramos abiertos-, los proveedores de las frutas y alimentos, los servicios, etc. Verifico rápidamente la cuenta bancaria para comprobar si los de la plataforma de domicilios me pagaron lo correspondiente al mes anterior y como cosa rara no ha sucedido.

Escribo otro correo al área de soporte, ya que desde hace semanas no me han actualizado la carta con los nuevos productos y precios que le incluimos a nuestro menú, estrategia con la que buscamos aumentar las ventas ya que nuestros productos estrella que solíamos vender; no son aptos para vender por domicilios.

–¡Ojalá este correo sí me lo contesten y rápido!-, le digo a Lina, la encargada de la cocina quien ya se encuentra preparada para comenzar a cocinar los alimentos.

Ingreso a las redes sociales  del restaurante y me encuentro con una foto de un domicilio entregado durante el fin de semana (no supe reconocer qué era porque estaba súper revuelto), acompañado de un comentario negativo. Verifico el nombre del dueño del perfil y miro el registro de pedidos que llevo en mi sistema y me doy  cuenta que no aparece en ningún lado.

Me disculpo públicamente con el cliente y le envío un mensaje directo para que me cuente qué fue lo que sucedió; pues por mi sistema no tengo cómo rastrearlo. El cliente me envía esta mensaje:

–He sido cliente fiel de ustedes, en cada cumpleaños o fecha especial los visito y siempre pido mi plato favorito; sin embargo el servicio que prestan por domicilio es muy malo. Los tiempos de entrega son muy largos y como puedes ver este último pedido me llegó y no me dio ganas ni de probarlo. La verdad me duele ver cómo maltratan la marca que por tantos años se ha reconocido por su buen servicio.

Esas palabras retumban en mi mente, sé del trabajo que nos ha costado mantener nuestro buen nombre como restaurante en la zona y lo mucho que cuesta tener un cliente insatisfecho. Le respondo al cliente disculpándome por el mal servicio y le propongo enviarle su plato preferido como muestra de agradecimiento por su opinión.

El teléfono comienza a sonar, cuando esto sucede me da una sensación de alegría pero al mismo tiempo temor porque sé que avecina la tormenta que vivimos día a día con la entrega de los domicilios.

Además de vender por plataformas de domicilios, decidí desde la semana pasada habilitar una línea telefónica y Óscar, quien antes era el encargado de cuidar los carros de los clientes, es quien hace los domicilios a las zonas cercanas en su bicicleta.

*Contesto el teléfono*:

• Buenos días
• Hola para pedir un brunch por favor
• Me indicas por favor tus datos (nombre, dirección de entrega y  teléfono)
• ¿Otra vez? Si llamo todos los días a pedir los mismo, me debería de agregar a su base de datos de una buena vez.

*Cuelga*

Caigo en cuenta que esto cada vez es más seguido, a los clientes no les gusta repetir sus datos y les da rabia cuando uno les dice que no tiene cobertura en su zona. Verifico en la tableta por donde me ingresan los pedidos de la plataformas de domicilios y me doy cuenta que tengo 3 represados por aprobar; los apruebo todos rápidamente y los digito en el sistema.

Mientras ingreso el último pedido al sistema, Natalia me dice que no tenemos el insumo principal para el primer pedido que había montado; me toca enviar a Óscar rápidamente a que lo consiga en la parte más cercana para no quedarle mal al cliente y no tener que hacer más reprocesos con la plataforma -por cierto no me han contestado-.

El día se sigue comportando como han solido ser durante las últimas semanas, contra tiempos y sobreviviendo cada día. Enciendo la tele para ir escuchando las noticias mientras vamos recibiendo los pedidos de domicilios y escucho que los restaurantes podremos abrir prontamente con un aforo del 30% y que las personas deberán reservar sus mesas.

–¿Cómo manejaré esto?-, si en el momento siento que es una tormenta; no me imagino cuando tenga las reservas de mis clientes. Pero necesito aperturar rápido o sino me tocará despedir más personal. Tengo que buscar una solución.

En la tarde, cuando la tormenta ha finalizado al interior de mi restaurante; me pongo a ver mis correos para verificar una vez más que la plataforma de domicilios no me ha respondido.

Decido investigar en Internet qué otras alternativas existen para sobrellevar la situación actual de los domicilios de mi restaurante de una forma más organizada y controlada y me doy cuenta que hay alternativas en el mercado que ofrecen control de todo el proceso del pedido, preparación y envío.

He recopilado esta información en un cuadro donde destaco las principales características de tener una solución propia de domicilios (sobre la más completa que encontré) y detallo los principales beneficios de tener los domicilios propios comparado con los domicilios prestados a través de una plataforma de domicilios de terceros

Domicilios  App Web propia

Domicilios por APP

*Sin pago de comisiones *El pago de cada venta se recibe de inmediato *Soy quien tengo el conocimiento de quien me está pidiendo *Puede cubrir el servicio de domicilio, take away, dine in *Control interno de la carta digital. El sistema POS se enlaza con la plataforma *Control interno en la prestación de servicio por parte de los domiciliarios. *Contectividad 100% con el POS *El cliente puede programar la hora y el día en el que desea se le entregue el pedido *No se deben manejar precios diferentes por plataformas porque no se paga comisiones. *Si el cliente ingresa solo ve la información de tu negocio, no estás con tu competencia ni sustitutos. *Se puede publicar en redes sociales por códigos QR o incluso ubicarlo en la mesa para que los clientes pidan desde allí

*Cobran comisión por cada venta *El pago de las ventas se hace días posteriores*La base de datos de los clientes que piden la tienen las plataformas*Solo cubre el servicio de domicilios*Dependencia y procesos demorados para hacer cambios en la carta*Los domiciliarios son personas externas que no son acordes con el tipo de servicio que se presta en el restaurante. *Los pedidos llegan por fuera del pos y se debe redigitalizar para que entre en el proceso interno del negocio. *No se puede programar la entrega de pedidos para que esté sincronizada con la operación. * Se debe manejar precios diferentes para cubrir costos de comisiones *Es una plataforma en la que se encuentra mi competencia y sustitutos.

Espero que con esta información tomes una decisión adecuada sobre cuál tipo de servicio es el más recomendable para tu negocio.

PD: Finalizo de escribir este artículo y los de la plataforma no me han dado respuesta.

Te ayudamos a implementar tus propios canales de domicilios

 

Permite realizar pagos y ofrece diferentes alternativas de entrega

 

Ingresa los siguientes datos, nos pondremos en contacto contigo lo más pronto posible: